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LA EVOLUCIÓN DE LA IMAGEN
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Contenidos
2- EL MENSAJE VISUAL
3- PUBLICIDAD EN EL ENTORNO
4- LA IMAGEN PUBLICITARIA
1-EL PROCESO DE COMUNICACIÓN
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EL MENSAJE VISUAL
Para interpretar correctamente los mensajes que recibimos a través de los sentidos es conveniente conocer su procedencia. Si la información recibida procede del entorno natural, como el sonido de las olas del mar o el aroma de la vegetación, su lectura es sencilla y clara.
La interpretación de los mensajes se complica si son”artificiales”, es decir, producto de la mano del hombre. El ser humano, como miembro de una sociedad, diseña imágenes y sonidos aplicando códigos para enriquecer la información a transmitir.
Para entender plenamente estos mensajes artificiales se necesita aplicar el mismo código del emisor. Claros ejemplos son: una señal de tráfico, el logotipo de una marca deportiva, un mapa cartográfico o el parte meteorológico en televisión.
Los ojos –como dos lentes– transmiten las imágenes de forma separada, y estas se invierten en el cerebro: la del ojo derecho va a la izquierda, y viceversa. Ambas imágenes son ligeramente diferentes (intenta mirar primero con un ojo y luego con el otro), y su superposición logra en el cerebro la percepción de la profundidad y la tridimensionalidad.
El Sonido de la imagen
Dentro del mensaje artificial que puede transmitir una imagen debe resaltarse, como elemento importante, el uso de recursos sonoros, tales como diálogos, música de fondo, etc., todos ellos producto de los avances tecnológicos de los últimos tiempos.
No obstante, nuestras propias experiencias evocadoras pueden llevarnos a “oír” o a “imaginar” un sonido representado gráficamente y, de este modo, enriquecer un mensaje puramente visual.
Observa estas imágenes y comenta con tus compañeros que elemento visual te transmite esa sensación de "efecto sonoro".
Sergio Durá (1967). “Trompetas y luces”, 2013.
En esta obra el artista valenciano nos hace casi sentir la viveza y ritmos propios del jazz y el ambiente ruidoso de un club nocturno.
Esta imagen tan colorida muestra unos volúmenes muy definidos y unas líneas visuales que se centran en el torso de la figura y el instrumento. Todo ello para centrar el impacto visual en el momento de la inspiración antes de expulsar la primera nota. Incluso la inclinación de la figura ( casi desequilibrada) favorece esta sensación sonora.
El efecto sonoro se apoya, no sólo en el atrevido movimiento de las figuras, sino en los signos circulares que envuelven a los bailarines. Nos recuerdan a las notas musicales y se presentan en el entorno de baile, buscando dinamizar la escena y logrando evocar el sonido.
El uso de las capas de color en tamaño decreciente de este cartel y el forzado escorzo del bailarín, vestido para la fiesta, enmarcado en lo que parecen cuerdas de títere (dando una idea más brusca de movimiento) nos hacen imaginar el sonido porque, de forma inconsciente, al ver a alguien bailar, nuestro cerebro entiende que lo hace al son de una melodía. Podamos escucharla o no.
Este cartel de jazz de vibrantes colores nos presenta un momento inminente, un instante congelado, con el músico preparado para crear la melodía con su saxofón. Con una pierna en alto ya dispuesto a bailar y darlo todo en el escenario. El propio saxofón emula la letra “J” de JAZZ, mientras que la camiseta del músico hace lo propio con la primera “Z” logrando un cartel muy atractivo.
En esta figura de líneas breves, sinuosas, recogidas alrededor del núcleo de color que representa el instrumento, podemos casi escuchar los tristes acordes de una guitarra española, de una melodía acorde con la propia figura y con recogimiento que presenta.
Con unas pocas líneas sinuosas se presentan los instrumentos estrella (piano, saxofón y violonchelo) de la época dorada de la música de los dorados años 30 americanos. La cantante, con el micrófono en la mano y en una dinámica postura, refuerza esta idea con su propia imagen de pelo corto y vestido de moda a la época. Casi podemos oírla cantar una canción con voz profunda y notas sensuales.
Edvard Munch (1863-1944). “El grito”, 1893.
Como su nombre indica, la obra más conocida de este autor noruego tiene una increíble representación gráfica de un grito angustioso.